Por Luis
Suescun.
Malware
es un término siniestro que significa “Malicious Software”, que suena salido de
un Horror Story. Un malware es básicamente cualquier cosas que atente y amenace
tu equipo o dispositivo. Ya sea para conseguir información, robarte dinero,
destruir el hardware o simplemente inundarte de virus, mala publicidad, entre
muchos otros.
La
idea fundamental del malware es explotar o destruir las partes de un software.
Desde
1949 el gran matemático John Von Neumann trazaba en su teoría y organización de
autómatas complejos la posibilidad de crear pequeños programas capaces de
invadir y controlar programas de similar estructura.
Y
ya a partir de 1984, el científico computacional Frederick B. Cohen crea el
oscuro concepto de “virus informático”. Desde entonces, los malware, como
peligro y dolor de cabeza, han crecido a la par del desarrollo de internet y
los programas informáticos.
Sin
embargo, pese a que los malware ha llegado a ser muy comunes hoy en la web
-presente desde la nube hasta a veces en el pendrive del bolsillo- este solo es
capaz de alcanzar a ser una verdadera amenaza cuando logra aprovechar las vulnerabilidades
de nuestro software. Conviene
ahora mencionar que es una vulnerabilidad, la cual no es más que una falla, o
mejor dicho, una grieta en el sistema que permite que pasen los programas
maliciosos desde su fuente de origen hasta nuestro dispositivo. Por esto se les conoce también como “agujeros
de seguridad”. El
registro de los agujeros de seguridad de este tipo es amplio y siempre
reciente.
En
2019 la empresa de ciberseguridad con sede en Ámsterdam, ThreatFabric,
identificó un virus troyano llamado
Ceberus, el cual roba las claves de Google Aunthenticator permitiendo al virus
atacante acceder a los valiosos exchanges.
Otro
caso fue el robo masivo de 7.000 bitcoins de un monedero de la plataforma
Binance en mayo de 2019, perpetrado por varios piratas informáticos, con una
combinación de técnicas de phishing, ataque con malware, y varios otros.
Estos
ejemplos demuestran el poder del malware a través de las vulnerabilidades.
Pero
¿Por qué surgen estas vulnerabilidades que nos deja desprotegidos? Por
muchos motivos pero principalmente por software defectuoso o desactualizado. A
veces una vulnerabilidad nace simplemente por descuidos, al estilo descargar
algo y luego ver al antivirus lanzando gritos.
Se
puede decir que las defensas de un sistema son como una pared, y si la pared se
encuentra descuidada y en mal estado, tarde o temprano aparecerán grietas.
Descubriendo grietas un malware puede atravesar una defensa.
Pero
así surge una segunda pregunta más importante ¿Cómo disminuir las vulnerabilidades
y proteger nuestra información y finanzas del malware? Pues,
para esto existen muchos métodos, como por ejemplo el uso de los antivirus y
cortafuegos, además de las habituales estrategias de prevención. Pero si
queremos hablar de una solución más perdurable, tal vez cambiar a otro sistema
con bases más seguras sea una mejor
opción.
Si,
por el título imagino que te habrás dado cuenta ya; hablo de nada ni nada menos
que de la blockchain.
Hay
que recordar que la blockchain es un sistema descentralizado formado por
bloques encadenados. Cada bloque contiene información cifrada, copiada y
almacenada. Toda la información contenida en los bloques es almacenadas en
diferentes nodos de red.
La
naturaleza descentralizada y encriptada del blockchain crea algo muy especial:
inmutabilidad.
Los
datos guardados, una vez copiados y validados en los nodos de blockchain, no
pueden ser modificados por ningún acontecimiento o administrador, y en el caso
de querer editar algo es necesaria la aprobación de todos los nodos de la red.
Es
como si la información que se encriptará en la blockchain se encerrara en una
bóveda de cristal. Absolutamente segura, intocable y transparente.
Cabe
añadir que dentro de la blockchain, en el aspecto de seguridad, se destaca la infraestructura
de clave pública, en sus siglas en inglés PKI, por ser un elemento que permite
una interacción dinámica entre el software y aquellos que lo manejan. PKI
certifica la identidad y contenido cifrado de los usuarios y partes del
sistema.
Y
el software va más allá de las criptomonedas, como el Bitcoin. Un software
seguro en blockchain se puede adaptar a las áreas de las finanzas, energía,
votaciones, educación, entre otros tantos sectores donde un malware resultaría
muy perjudicial. con
malware cada vez más complejos y afectando tantas áreas, la mejor apuesta es
hacia la optimización y la innovación de los sistemas de datos. A principios de
este año Bitcoin Gold (BTG), y otras plataformas del mismo medio, decidieron
actualizar sus sistemas a modelos más ligeros y descentralizados por la gran
afluencia de malware que constantemente registran.
Es
por esta razón que la blockchain resulta ser una excelente solución frente a la
amenaza del malware.
En
resumen, los malware son un peligro que se aprovecha de las vulnerabilidades
que continuamente aparecen en nuestros dispositivos y plataformas. Si lo que se
busca es seguridad, lo mejor que podemos hacer es encontrar una protección que
no dé cabida a ninguna grieta.
Y
recuerda, en Kúwai siempre estamos atentos con la seguridad, la búsqueda de
soluciones y los adelantos tecnológicos. Cualquier duda, solo asesorate con
nosotros