Por Claudia Mata
Desde tiempos ancestrales,
muchas mujeres han luchado por ocupar espacios y alcanzar una equidad social
con respecto al hombre, no se trata de ser consideradas como hombres, se trata
que desde nuestra condición de mujer recibamos un trato equitativo sobre todo
en el entorno social y laboral, donde aún en pleno siglo XXI, el mismo cargo y
la misma responsabilidad tiene diferente salario según sea el género de quien
lo ejecuta.
Es sin lugar a dudas el
entorno social el que mayor presión ejerce sobre la mujer al obligarla a elegir
entre:
Muchas mujeres podemos hacer
ambas cosas de forma exitosa, y todas tenemos la capacidad de hacerlo.
El primer paso es creer que
es posible, el segundo es comprometerte contigo misma y el tercero la verdad no
sé como explicarlo, pero el infinito universo se encarga de impulsarte.
El cine y la literatura nos
han mostrado a mujeres con exitosas carreras profesionales que generalmente
sacrifican sus roles de madre, hija y esposa, por alcanzar ése éxito.
Afortunadamente en la vida
real hay muchos ejemplos de mujeres que enfrentaron el sistema y lograron el
éxito, no sólo a nivel profesional sino en su vida familiar, ¿quieres un
nombre?, mmmm, Katherine Johnson, ¿no te suena?, fue una física, científica
espacial y matemática estadounidense cuya contribución a la aeronáutica y a los
programas espaciales fue determinante para proyectos como el alunizaje del
Apollo 11.
Cada vez más mujeres
participamos en eventos tecnológicos, el Barcelona Tech Spirit fue un espacio
de encuentro para proyectos tecnológicos, muchos de ellos liderados por mujeres
que superando todos los obstáculos se han posicionado firmemente en un
ecosistema de emprendimiento tecnológico de muy alto nivel.
Según un estudio de la Universidad McMaster de Canadá, las habilidades innatas de la mujer como comunicación, empatía, saber priorizar entre lo urgente y lo importante, la convierten en un factor estratégico a considerar para cargos directivos en empresas y negocios.